Todo viene de familia, una frase simple pero verdadera y, es que muchas de las acciones que tomamos, nuestros rasgos de personalidad y de carácter, por lo general son aspectos hereditarios por genética, o bien, por enseñanzas o heridas provenientes de nuestro desarrollo, incluso desde antes de nacer. La familia es el pilar de todo desarrollo del ser humano, su importancia es vital para formar hombres y mujeres con principios, valores y una visión congruente de la vida.
Este pilar influye de manera positiva y negativa, es una realidad, ninguna familia es perfecta, pero no es cuestión de perfección, sino de crecimiento y aprendizaje con base en el amor.
La familia en los tiempos posmodernos
En estos tiempos posmodernos, una de las estructuras más atacadas por parte del progresismo, es justo, la familia, se le ha quitado valor al querer desvirtuarla. Todo cuenta, desde el desear o no a un hijo; las acciones de la madre cuando lo tiene en el vientre; la música que escucha, su alimentación, etc., la parte prenatal puede afectar al bebé en su autoestima, en el afecto y en su apego hacia sus figuras paternas; y en ocasiones los padres no son conscientes de eso.
La familia como base de todo
Otro reto aún más grande, pero más consciente, es cuando llega a esta tierra, un ser puro enviado a un mundo tan fascinante y diverso es aquí, cuando los progenitores deben estar más cerca, en el primer año, sobre todo en la parte afectiva, y una vez que él va creciendo, ejercer un aprendizaje de formación, responsabilidad y disciplina, con base en el amor. El niño irá aprendiendo en sus primeros años de vida, costumbres familiares, tradiciones, pero también, asumirá valores y principios de su familia. Posteriormente crecerá como adolescente, etapa importantísima, en la que se debe seguir dando ese acompañamiento, pero también, generar libertad e independencia para lograr que el joven sea autosuficiente.
Nos enfocamos en el desarrollo de una persona, porque, así como la familia es la base de todo, la base de estas son las personas, no solo en el sentido biológico; sino en el sentido humano, el niño crecerá como adulto, y debe estar preparado para una sociedad cambiante y exigente; y en su tiempo, hacer la suya propia.
Recordemos que la familia forma a la persona y la persona forma a la sociedad.