Vivimos en un mundo que coloca el tema del amor en todo aquello que atraiga la atención del consumidor. Esto lo podemos ver en películas, series, libros y ¡hasta en la vida de las celebridades!
El uso sobre-explotado de esta palabra, ha hecho que nos creamos todas las mentiras que se nos ofrecen, por el consumismo, del amor.
Nuestra sociedad confunde el amor con el sexo. Y nos vende una idea equivocada de ambos.
Los medios de comunicación y la sociedad se han encargado de hacernos ver las relaciones sexuales como un medio para vivir el placer por el placer: buscar a través del otro un momento de diversión pasajera, sin mayor compromiso.
Esto se ha normalizado de tal manera que, es más común oír acerca de lo bueno de lo placentero que el significado real del amor, creando una confusión en la forma de vivir de nuestra sociedad.
Usar y no amar
Esta nueva propuesta cultural: usar y no amar ha llegado más allá que solamente el confundir el amor con el placer. Ha transformado la forma en la que muchas parejas viven sus relaciones noviazgo e incluso amistad.
Esta nueva cultura promueve como bueno y placentero el usar al otro pero quita por completo del panorama, que al entrar en una dinámica de ver al otro como un medio y no un fin, nosotros mismos nos ponemos en una situación vulnerable: ser objeto del otro. Esto representa un peligro: estamos dejando de lado la importancia de nuestra dignidad humana y los dones que Dios ha puesto en nosotros.
Cada persona anhela profundamente ser amada y amar de verdad. No permitamos que esta propuesta distorsione los anhelos más profundos de nuestro corazón.