“La bioética deberá ser una ética racional, a partir de la descripción del dato científico, biológico y médico, que analice racionalmente la licitud de la intervención humana sobre el hombre”.- Mons. Elio Sgreccia
¿Qué es la Bioética?
La bioética nos ayuda a reflexionar de manera profunda las situaciones trascendentes de la vida de todo ser humano; incluyendo los atentados al inicio de la vida. Evidentemente, como una ética racional que analiza los actos lícitos detrás de las decisiones que tomamos.
La bioética nos invita a pensar en las razones por las cuales, en nuestro mundo contemporáneo, existe una opinión cada vez más extendida en favor del aborto.
Evidentemente, existen múltiples causas que lleven a las personas a considerar que, ante un embarazo no deseado, la mejor solución es el aborto. Y así, sigilosamente, se ha extendido una cultura que propicia que la vida de una persona inocente quede al pendiente de un hilo; según los argumentos que se esgrimen como válidos y que justifican el acabar con una vida. Sin embargo, una bioética personalista nos lleva a considerar, a partir de los datos científicos, biológicos y médicos, la riqueza de la vida de todo ser humano, brindándonos argumentos racionales para defender una vida digna y plena para todas las personas, incluso antes de su nacimiento.
El aborto en México
Por ejemplo, en México, existen, en diferentes Estados de la República, legalmente ocho agravantes que validan la interrupción del embarazo. Así, se puede considerar legal el aborto hasta los tres meses de gestación. Entre estas agravantes se encuentran:
1.- El embarazo es producto de violación.
2.- La continuación del embarazo afecta la salud de la mujer o pone en riesgo su vida.
3.- El nuevo ser humano en gestación presenta alguna malformación congénita.
4.- El embarazo es producto de una inseminación artificial en contra de la voluntad de la madre.
5.- La economía precaria de la mujer se agrava con el embarazo.
Incluso, en algunos sitios como la Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y Sinaloa, cuando la simple voluntad de la mujer se impone sin tener que argumentar ninguna otra razón; siempre que esta decisión ocurra durante las primeras doce semanas de gestación.
Si analizamos con detenimiento estas situaciones desde la bioética personalista, nos daremos cuenta de que estas aproximaciones bioéticas nos proporciona una forma de analizar todas estas situaciones de forma honesta, racional y científica.
De esta manera, podremos superar el falso dilema sobre cuál vida es la más importante; sí la que ya nació o la que aún no nace. Evitamos así colocar como más importante la vida de la mujer o la vida del ser que lleva en su interior, ya que en ambos casos se trata de personas con la misma dignidad y valor y que como sociedad debemos encontrar caminos que les permita florecer en todas sus dimensiones a ambas.
La Bioética personalista
Por una parte, más allá de convertirnos en jueces supremos que distinguen quienes son los buenos y los malos detrás de cada tragedia que representa un aborto, la bioética personalista proporciona bases racionales para entender la complejidad y riqueza de la vida y las acciones lícitas detrás de cada decisión que tomemos al respecto.
Tristemente, cuando no se reconoce el valor de la persona desde el momento de su fecundación -la cual conforme a la evidencia científica que nos ofrece la genética es posible afirmar que la existencia de cada persona, como un ser único e irrepetible, justo inicia desde el momento de su concepción-, se busca cualquier argumento para eliminarlo, descartarlo, desecharlo.
Por otra parte, las reflexiones que nos ofrece la bioética personalista no pueden considerarse aisladas y descontextualizadas del mundo en el que vivimos. Por lo tanto, es fundamental también considerar como fenómenos lacerantes como la pobreza, la exclusión, la migración, la violencia familiar, la falta de empleo digno, los sistemas educativos limitados genera múltiples problemas; como el creciente número de los embarazos en la adolescencia, un fenómeno cada vez más frecuente en México. La bioética no puede separarse del contexto social en que se presentan las situaciones que analiza; pero tampoco las propuestas para solucionar estos problemas no pueden partir solamente desde lo social, sin considerar lo que la bioética nos propone.
La Bioética como alternativa
En resumen, es fundamental prepararnos de forma integral para no ser indiferentes antes estos problemas. Esta preparación requiere de bases antropológicas, éticas, legales y científicas; para responder con responsabilidad ante las diversas situaciones que se nos presentan a lo largo de la vida.
No podemos quedarnos indiferentes, mirando cómo se impide que la vida florezca plenamente, ya sea que se trata de una adolescente, de una mujer violentada o de una vida que aún no ha nacido, sino que busquemos alternativas que nos lleven a comprometernos para que las oportunidades de vida y desarrollo integral puedan ser ofrecidas a todas las personas.
La clave se encuentra en humanizarnos. La bioética es una alternativa. Como decía Santa Teresa de Calcuta “Una sociedad o un país que acepta el aborto no está enseñando a su pueblo a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere”. Una bioética complementada por el análisis de la realidad social de nuestras comunidades.