La producción cinematográfica “Tengamos la fiesta en paz”, que se estrena este 1 de diciembre en la CDMX y en otras ciudades de la República, es una verdadera JOYA.
Realizada en 40 días por personas que están totalmente entregadas a su misión, la película nos muestra una trama sencilla, pero que te va envolviendo porque – efectivamente – está inspirada en “familias reales”.
“El cáncer de nuestro tiempo es pensar que el amor es fácil” – comentó Juan Manuel Cotelo, director de la obra. Y es que es importante cambiar nuestro paradigma del amor líquido, como diría Zygmunt Bauman, en nuestra sociedad actual.
La inmediatez de nuestro entorno nos ha hecho creer que el amor debería ser fácil y que a la primera que hay problemas deberíamos deshacernos de él. Como quien se da cuenta de que algo se ha roto y prefiere tirarlo que arreglarlo.
Las relaciones humanas son complejas desde el hecho de que somos humanos complejos las que las realizamos: hombres y mujeres con un chorro de heridas, experiencias, sueños, expectativas, etc. Todos, absolutamente todos, tenemos un anhelo de amar y ser amados, sólo que en ocasiones no sabemos cómo germinar esta semilla que Dios ha puesto en nuestros corazones.
Cuando asimilamos nuestra complejidad y entendemos que el amor está llamado a la eternidad, nuestra perspectiva cambia y nuestras soluciones son duraderas. Y, por supuesto, que esto cuesta más trabajo que la cultura del descarte, del “úsese y tírese”, pero vale mil por ciento la pena.
La familia es el mayor regalo que podemos tener y luchar por ella es nuestra mejor partida. “Sacar adelante a la familia es una batalla espiritual”, afirmó fehacientemente Juan Manuel.
La película nos muestra cómo es que 3 niños han asimilado, desde su inocencia, que la familia vale oro y harán todo lo que esté en sus manos (y hasta más) para rescatar a la suya. “¡Esta no será nuestra última navidad!”, entonan con voz guerrera al unísono, mientras dan a sus padres la lección de sus vidas.
Es importante que prediquemos el Evangelio de la familia con alegría y esperanza, que allá donde vayamos podamos ser testigos del amor que nos tenemos. Pero, sobre todo, es básico que demos ejemplo de amor, cuidado, perseverancia, paciencia y luz dentro de nuestras propias familias, a las generaciones que vienen, para que vivan abrazando su vulnerabilidad y recargándose en la fuerza de Cristo.
Animo a los lectores a ir a la página de la fundación española Infinito + 1, que hizo posible esta película y varias otras como “El mayor regalo”, “Tierra de María”, “La última cima”, “Catequizis”, “Catefitness”, entre otras. Así como poder ir, en familia y con amigos, este fin de semana para reventar las salas de cine.
¡Nos vemos allá!