Amor… el resultado perfecto para la ecuación de mi vida

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Karina Luna

SER LIBRES PARA AMAR DESDE LA LIBERTAD

Mi nombre es Karina Luna, tengo 33 años de edad y el día de hoy quiero hacerte participe de mi propia experiencia de vida, donde el AMOR se transformo.

Una historia donde el amor pasa de estar totalmente fragmentado a un amor completo y total. Gracias al manual de vida que encontré.

La época del desencanto

En pleno siglo XXI, en una sociedad que vive la época tardo moderna, la afectividad se ha convertido en una zombificacion de la persona, la cultura es líquida y todo parece estar fragmentado. Dando la percepción que la vida no tuviera sentido.

El hombre se encuentra envuelto entre el materialismo, conformismo, individualismo, sentimentalismo y otros más. Cada vez es menos libre y se vuelve más vulnerable, llevándolo a vivir un vacío existencial.

La reducción del amor

Entre todo esto estaba yo, justo ahí: mi afectividad estaba herida. Tenía una vida, en la cual mi idea de amor estaba fragmentada a causa de las heridas y carencias que había sufrido a lo largo de mi vida. No podía entender la plenitud del amor y lo confundía con lo que el mundo ofrece que “se parece” pero la realidad es que no es.

Las redes sociales y el amor

La consecuencia: una vida superficial, sin sentido que buscaba aparentar a través de las redes sociales una felicidad, que no existía.

Y si, a veces tienes la sensación de “ser libre” viviendo así, pero al mismos tiempo, algo dentro de ti, reconoce que estas atado a cadenas que solo pisan tu dignidad. Como mujer, cada día me sentía más devaluada, estaba sumergida en un circulo vicioso.

Recuerdo un día, donde la sensación de libertad desaparecía, dije estas palabras: “sí al menos tuviese un manual para entender cómo dirigir mi vida, saldría de donde estoy”. Esas palabras, ahora entiendo, fueron en ese momento el reflejo del deseo más profundo de mi corazón: ser verdaderamente amada.

¿Qué es el amor?

Una mañana, una amiga me compartía los grandes cambios que había visto en en su vida a raíz de experimentar el verdadero Amor. Esto despertó en mi un interés profundo por saber y entender ¿Qué es el amor?

La respuesta la encontré en un instituto llamando: Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II. Ahí conocí la Teología del Cuerpo y la Educación de la Sexualidad y la Afectividad; dos herramientas indispensables para empezar a transformar mi vida.

Entendí la importancia de reconocer el valor y la dignidad de cada persona, entendiendo que cada ser humano que habita en este mundo es único e irrepetible y que por este hecho el valor de todos es indiscutible y no hay nada que haga que una persona “valga menos”.

Empece a ver con ojos de misericordia a todas las personas, no importando la situación en la que se encontrarán. Esta mirada primero nació para mi. Entender mi valor me hizo respetar el valor de los demás. En este proceso también empece a reconocer mis emociones y empece tener inteligencia emocional.

La verdadera autoestima

Finalmente, pero no menos importante inicie un proceso de conocimiento de mi misma. Aprendí a amarme, respetarme y valorarme, desde lo que soy, no desde lo que los otros piensan de mi: conocí mi verdadera identidad.

Mi “manual de vida

Actualmente te puedo decir que este conocimiento se convirtió en mi manual de vida; me ayudó a concretar mi vida en tres segmentos claves, que me llevaron a conocer una felicidad diferente, de la cual no quiero salir, pues me ha permitido vivir en armonía y orden conmigo mismo. Cuando me encontré a mi misma, logre consolidar un proyecto de vida.

Este crecimiento ha sido un proceso de formación y entrega. El camino a veces se torna difícil, sin embargo existen esas “vacunas” que nos dan ese refuerzo para seguir adelante. Para combatir el:

Hedonismo- Espíritu de sacrificio.

Individualismo- Espíritu de Sacrificio o servicio.

Materialismo- Virtudes.

Sentimentalismo- Formación de carácter.

Relativismo- defender la verdad con valentía.

Presentimos- Sentido de trascendencia.

Hoy, puedo decirte que, después de: poner en práctica estas vacunas, construir un proyecto de vida, aprender a reconocer mis emociones y trabajarlas en lugar de reprimirlas, me siento cada vez más libre.

Maestría en
Ciencias de la Familia

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