El sentido de la vida y la crianza de los niños

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Dr. Vicente López Rocher.

La humanidad debe encontrar un nuevo paradigma para criar a sus hijos.

Hemos recorrido más de dos mil años creyendo que los niños deben ser sometidos a las reglas y las normas de la sociedad para que puedan ser ciudadanos de bien, es hora de superar ese paradigma.

Aún practicamos la educación platónica de memorizar y aprender las grandes ideas.

En dos siglos, y a pesar de los grandes avances educativos, seguimos teniendo antiguas creencias, como la idea de: “La letra con sangre entra”, “Si no aprende, es porque el niño no pone interés”.

Hemos estado recorriendo un camino que se empieza a sentir agotado y obsoleto; es hora de ir más allá de las normas para definir a un nuevo ser humano.

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Los escenarios positivos y negativos en la vida de nuestros hijos

Los recuerdos de los primeros tres años de vida, no se olvidan, pero casi nadie los recuerda, porque se convierten en un escenario donde se acomodarán los siguientes recuerdos.

Si las primeras experiencias del niño fueron dolorosas, el foro de su vida estará preparado principalmente para filtrar experiencias de dolor e interpretará muchos de los siguientes eventos de acuerdo a su escenario.

Los niños con un escenario negativo o con uno positivo, tendrán caídas, sufrimientos y experiencias iguales, pero uno los tomará como una confirmación de que la vida es dura, y el otro los filtrará en forma menos dramática.

El escenario positivo

Si buscamos un ideal para criar a nuestros hijos y deseamos una mejor humanidad, debemos aumentar sustancialmente el amor que les damos en sus primeros años.

El sentido de la vida y la crianza de los niños

Los niños adquieren valores y prejuicios mucho antes de ser capaces de formar los suyos propios.

La observación y el ejemplo, sobre todo de personas significativas para ellos, son los principales caminos para encontrar su propio horizonte.

El escenario negativo

Cuando el niño escucha gritos en el hogar, observa peleas, presencia problemas y absorbe malos ejemplos, aprenderá que la vida es difícil; pero si hay amor, si lo escuchan, lo incluyen y hay cariño, aprenderá que vale la pena vivir.

La humanidad debe encontrar un nuevo paradigma para criar a sus hijos.

Mucho del problema radica en nuestras creencias y los modelos de vida con los que fuimos criados.

Si el joven entra en un camino sin retorno: alcoholismo, tabaquismo, violencia o drogas, es porque hay algo equivocado en las lecciones que aprende de la vida.

El caos de la adolescencia es provocado principalmente por el ansia de autonomía y libertad de los hijos, que los padres no sabemos, no queremos o no podemos darle.

No hemos aprendido que la libertad es esencial, no como un principio, sino porque es la única forma para saber en qué podemos convertirnos.

Es el camino que debemos recorrer para convertirnos en nosotros mismos, pero incluye: sufrir, equivocarnos y entrar en callejones sin salida, esas serán las más importantes lecciones de vida.

Esto no indica abandonar a nuestros hijos, sin estar ahí, para escucharlos y apoyarlos cuando nos necesiten.

El aprender a “soltar” las riendas de la crianza, es el principal miedo de los padres. La psicología infantil nos dice que, cuanto más se desarrolla un niño, el control de los padres debe ser menor.

No somos propietarios de nuestros hijos

Nos decía un gran poeta: “Tus hijos no son tus hijos. Son los hijos e hijas del anhelo de la Vida…, aunque están contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos; puedes esforzarte en ser como ellos, pero no intentes que sean como tú”.

Los hijos son extensiones de sus padres en el sentido biológico, pero no en el cultural; tienen su custodia legal, pero no son sus propietarios.

Pero, a pesar de todo esto, un padre lo será por toda la vida y se convertirá por siempre en ese faro que iluminará todas las noches oscuras de sus hijos.

Comprender el sentido de nuestra vida puede ayudarnos a evitar y a resolver muchos problemas con nuestros hijos.

La respuesta más importante que se debe buscar es: ¿Cuáles son los principios que realmente sustentan mi vida? La mayoría de nosotros no los conoce y nunca se los ha planteado.

No se trata de entender las conductas que copiamos de nuestros padres o lo que espera la sociedad de nosotros, sino lo que estamos dispuesto a dar por el proyecto más bello e importante de nuestra vida: nuestros hijos.

Cuando tienes un porqué, encuentras un cómo. La realización de tus hijos procede de dentro de ellos mismos, ni siquiera ellos pueden dársela.

Lo mejor que pueden hacer, para alentar la realización personal de sus hijos, es darles libertad para que, a medida que vayan creciendo, tengan más seguridad en sí mismos.

El gran problema al que nos enfrentamos los padres es la dificultad de dar esa libertad porque nuestra visión de la realidad ya no coincide con la de ellos.

Vemos un mundo muy inseguro e incierto, cuando ellos ven cambios y oportunidades.

No sabemos cómo prepararlos para una sociedad que no comprendemos

Las redes sociales, por ejemplo, que tanto impacto están teniendo en nuestra sociedad y que están cambiando nuestra forma de comunicarnos y divertirnos, han entrado en una paradoja: mientras más comunicados, más solos estamos.

La tendencia a construir comunidades artificiales, carecen de un verdadero tejido social y de un sentido de la vida.

La tecnología ha mejorado la vida de los seres humanos, pero nos perdemos en un mar interminable de opciones y posibilidades, y ya no sabemos cómo localizar y valorar a un posible compañero.

El universo de las redes sociales está cobrando un gran precio: la soledad.

Los padres tienen el deber de preparar a los hijos ayudándoles a seguir vidas íntegras, pero una vez cumplido este deber, no hay que insistir más en él.

Desgraciadamente cada uno de nosotros contempla el mundo desde su propia perspectiva.

Es hora de ampliar nuestra visión, de expandir horizontes, de imaginar futuros, cambiar modelos de creencias y mejorar la forma de criar a nuestros hijos.

Los grandes e inmensos retos de nuestra sociedad contemporánea nos indican que es hora de plantearnos y responder a la gran pregunta: ¿para qué y por qué estamos aquí? 

En el proceso de la crianza debemos saber que es mucho más importante la capacidad de escuchar a nuestros hijos, de empatizar con lo que llevan dentro, de comprender lo que están diciendo, de aprender a plantear nuevos puntos de vista junto a ellos y de ofrecer soluciones y esperanzas.

Hay que inspirarnos en los más importantes aspectos de la vida: el amor, la ética, la solidaridad y el compromiso.

Si las creencias fundamentales de la familia están en orden, todas las relaciones sociales de la humanidad estarán en orden.

Cuando sabemos a dónde vamos, no tomamos atajos ni perdemos el horizonte. Los principales cimientos de la familia y la sociedad siguen siendo la relación entre los padres.

El vínculo que mantiene junta a la familia es el compromiso: una promesa compartida, y la claridad en sus creencias y el sentido de sus vidas.

Comprender nuestra propia filosofía de vida puede ayudarnos a evitar, resolver o abordar los miles de problemas que confrontarán nuestros hijos.

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