¿Cómo conseguir que nuestros hijos sean responsables?

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Mtra. Silvia Axle Echanove

Seguramente has sido partícipe de discusiones como “arregla tu cuarto” “limpia las necesidades del perro” “no vas a salir hasta que ordenes tu cuarto” son frases comunes dichas por una mamá / papá común.

La pregunta sería ¿cuántas veces hay que repetir las mismas órdenes? ¿será posible que los niños y/o adolescentes realicen sus responsabilidades sin necesidad de pelearse constantemente? ¿qué factores están involucrados?

Como primer punto, vamos a analizar el concepto de valor y virtud.

Si nos centramos en el aspecto moral, el valor es aquel elemento que permite al ser humano acercarse a la bondad y a la verdad; es decir, existe una jerarquía de valores que nos permite diferenciar la importancia de un valor económico y un valor moral o religioso. 

Como menciona Ramón Lucas (2010) “existen valores según el cual «el hombre es bueno», esta esencia la llamamos valor moral. Todo lo que conforme con la estructura esencial del hombre es moralmente bueno“.

Se sabe que necesitamos dinero para vivir cómodamente (valores económicos), pero ello no justifica que sacrifiquemos la amistad u honestidad para obtener recursos.

En resumen, una vida que no privilegia los valores morales y religiosos no permite que el ser humano se desarrolle íntegramente y ocasiona una vida ausente de paz y bienestar.

La virtud, complementando, es la práctica del valor.

Por ejemplo; el respeto es un valor moral y la persona respetuosa es aquel ser humano que posee esa virtud.

Todas las personas estamos llamadas a ser virtuosas a través de nuestros actos y decisiones. Es decir, “el valor SIEMPRE está presente en nuestras decisiones LIBRES” Lucas, R (2010); y si bien muchas veces lo que nos atrae no necesariamente es lo mejor, es ineludible reflexionar con nuestros hijos las decisiones para ayudarles a crear conciencia de las consecuencias de sus actos; ya que la dimensión moral se funda sobre la dignidad del hombre. Lucas, R (2010)

Según la RAE, la responsabilidad es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.

Es un valor que te permite estar consciente, es decir, responder con libertad. Por lo tanto, el ejercitar las decisiones desde que son pequeños e irles dando herramientas que a través de su inteligencia y voluntad puedan elegir, permitirá educar adultos responsables, libres y felices.

¿Qué pasa cuando a los niños únicamente se les enseña a obedecer? evitando reflexionar, subestimando sus capacidades… NO ejercitamos esta cualidad humana que todos poseemos: la inteligencia. ¿Cuántas personas adultas conoces que no son responsables de sus actos o que no toman decisiones? La madurez no llega sola, la madurez llega con las experiencias; y es nuestra responsabilidad como padres ayudarle a formar sus propias herramientas que formen a un ser humano virtuoso.

Por su puesto que es mucho más fácil delegar esa tarea al colegio o “a la vida” al “ya lo aprenderá” “a mi nadie me enseñó” pero la realidad es que la paternidad es una RESPONSABILIDAD y un PRIVILEGIO pues formamos y trascendemos en la vida de otro ser humano: es nuestro proyecto más importante.

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¿Por qué la responsabilidad y libertad están ligadas?

Te pongo un ejemplo: Una adolescente que se encuentra viviendo un noviazgo «hermoso» por su puesto visto desde el enamoramiento; en el que ha esperado el momento adecuado para iniciar su vida sexual pues sus amigas le han contado que es espectacular; ella acompañada de curiosidad y sus evidentes emociones, se encuentra en una disyuntiva de vida: cruzar la línea o no.

Esta situación no exclusiva de esta generación, sin embargo, las ventajas de hoy en día es la apertura y naturalidad con lo que se puede hablar del tema.

Si la persona ya ha practicado su toma de decisiones libre, además de la formación en valores morales, podrá tomar una decisión responsable pues ya sabe la consecuencia de sus actos, no habrá sorpresas pues su análisis le permitirá valorar donde termina su libertad e inicia la de otro ser humano.

No obstante, si ella no lo delibera y únicamente se deja llevar por sus reacciones emocionales entonces si tendremos quizá una adversidad a corto o mediano plazo.

La responsabilidad inicia en casa, con pequeñas decisiones por ejemplo en niños preescolares: ¿cuál es la ropa adecuada para el evento?; En niños en edad escolar: ¿qué deporte deseo realizar? ¿qué nos gustaría comer esta semana? (dentro de las opciones de mamá y papá).

De igual modo con pequeñas labores que permiten hacer conciencia del mundo que se encuentra a su alrededor: Limpiar el cuarto, lavar los platos, regar las plantas, cortar el césped, doblar la ropa, cepillar a la mascota y otras labores similares son las que permiten ir adquiriendo autonomía y libertad pues uno se encuentra convencido que ES LO MEJOR.

No por obedecer, sino porque soy consciente de la importancia de mi rol dentro de la familia, mi ayuda es importante, YO SOY importante.

A continuación, comparto algunas ideas que según el método Montessori son ideales para iniciar o reafirmar las responsabilidades de los integrantes dentro del hogar:

Así mismo, las tareas del hogar apropiadas para los adolescentes de cualquier edad:

  • Guardar sus pertenencias
  • Lavar la ropa
  • Doblar y guardar la ropa limpia
  • Pasar la aspiradora, barrer, quitar el polvo
  • Poner la mesa
  • Recoger la mesa
  • Lavar y guardar los platos
  • Alimentar, sacar a caminar a las mascotas de la familia; limpiar las jaulas de las aves y limpiar los areneros
  • Trapear los pisos
  • Limpiar el lavabo, el inodoro, la tina del baño, la ducha
  • Preparar sus propias loncheras para la escuela
  • Jugar de cocinero y preparar la comida una noche a la semana
  • Hacer el jardín
  • Lavar el auto familiar

Nos queda claro que NO es una labor fácil, NO se logra a la primera, hay que REPETIR varias veces y dar SEGUIMIENTO a cada instrucción, pero el trabajo de reflexión, la constancia y el agradecimiento son claves para el desarrollo de esta VIRTUD.

Recordemos que los padres somos líderes de nuestra familia y en la medida que seamos congruentes con nuestros pensamientos y actos, en automático nuestros hijos elegirán nuestro comportamiento pues estarán convencidos que ello es lo mejor; aunado a ello, somos un equipo, por lo tanto papá y mamá deben estar comprometidos con la educación y las decisiones familiares pues ello permite la democracia en el círculo familiar, logrando una comunicación abierta y sincera con todos sus integrantes.

Y aunque no se encuentren viviendo en el mismo hogar (padres separados) es indispensable que privilegien la educación de los niños y jóvenes para lograr transmitir amor y cuidado, la característica esencial en la estabilidad emocional de los hijos, siendo prescindible en su desarrollo personal y profesional.

Ya que como menciona Daniel Goleman en su libro “Inteligencia emocional” «Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas, también tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida» p.56

Pese a, los niños no adquieren su madurez de manera “automática”; se necesita que los líderes del hogar sean asertivos y empáticos, para que ayuden a ir adquiriendo habilidades en sus hijos y por ende el bienestar de los mismos.

Algunas características de madurez según los autores del liderazgo situacional Hersey y Blanchard (1969) son que el individuo es activo, independiente con conocimiento y control de sí mismo… estoy segura que todos los padres deseamos que nuestros hijos posean dichas características.

Empero, no se puede hablar de responsabilidad en los hijos si los padres no somos responsables de su formación social y emocional desde pequeños y no establecemos normas y límites que coadyuven a su formación.

Es por ello que les presento 10 recomendaciones para fomentar la responsabilidad en nuestros hijos:

1.     Establecer normas y límites

2.     Crear rutina integrando responsabilidades

3.     Agradecer siempre su apoyo y aportaciones

4.     Emplear reforzadores positivos

5.     Incluir espacios familiares de reflexión

6.     Acompañarlos en la toma de decisiones

7.     Apelar siempre al pensamiento crítico y constructivo

8.     No subestimar la inteligencia y habilidades de los hijos

9.     Dar retroalimentación constructiva

10.   Y finalmente…no olvidar que los padres tenemos el privilegio desde que nacen hasta que dejan de existir.

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