Cada año, en el Instituto Filosófico Teológico San Lucas, en su campus de Teología realiza un coloquio teológico, donde participan los religiosos Misioneros Servidores de la Palabra que se encuentran en dicho seminario, así como los profesores del mismo Instituto.
En esta ocasión el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, plantel México tuvo la oportunidad de participar en la formación de los hermanos religiosos, con una ponencia sobre Teología del Cuerpo a cargo del profesor Maurilio Suárez.
Maurilio habló a los hermanos sobre la Teología del Cuerpo, poniendo las bases teológicas y antropológicas que nos llevan a descubrir el valor sagrado de nuestra humanidad y del vínculo indisoluble que tenemos con el Creador.
De una forma muy creativa y pedagógica el profesor, hizo ver a los hermanos, que el Creador ha establecido un vínculo con los seres que ha creado, de manera especial, con las personas, hay una liga entre Dios y yo y solo encontramos la realización de nuestro ser y la paz en nuestro días si estamos vinculados a Dios. Pero ese vínculo no es solo espiritual, sino que implica toda la realidad que abarca nuestra humanidad, es decir, la sexualidad.
Los presupuestos expuestos por Maurilio son desafiantes, al mismo tiempo que son una respuesta al ajetreo pansexualista en el que viven muchos jóvenes. Hoy no son pocos los que suponen que vivir una sexualidad en orden al plan divino es sinónimo de castración, pero es justo en l aTeología del cuerpo donde descubrimos el amplio horizonte sobre el que las personas estamos llamados a realizar nuestra sexualidad, reservando las relaciones sexuales genitales a “la seguridad y la fidelidad”, tal como es el amor casto.
Pero no solo las relaciones sexuales fuera del matrimonio atentan contra la verdad y fidelidad del amor que se expresa en la sexualidad, sino que hoy se ha plagado la sociedad con ideologías contrarias totalmente al plan divino de la sexualidad, un ejemplo claro lo tenemos en la homosexualidad y la ideología de género. Pero incluso estos deben ser acogidos por la Iglesia y al ser evangelizados y ayudados como auténticas personas, pueden reencontrar el valor tan alto de la humanidad que poseemos en nuestro propios cuerpo.
Al finalizar el coloquio, los Seminaristas de Teología del Instituto Misionero de los Servido- res de la Palabra nos expresaron que han quedado edificados y con nuevos desafíos para abrazar, en su camino de formación intelectual y en su praxis evangelizadora.
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