En el marco del tercer día del seminario organizado por el Pontificio Instituto Juan Pablo II en alianza con Centro Pastoral LOGOS, el P.Ignacio Andereggen inicio el día hablando de la importancia que tiene, para el entendimiento integral de la persona, que el psicólogo considere los vicios y las virtudes, puesto que el desarrollo de la persona esta intrínsecamente unido al desarrollo de los vicios, las virtudes y de los dones del Espíritu Santo.
Y que por tanto, sea capaz de hacer distinción entre las virtudes que el ser humano va adquiriendo, por medio de los hábitos y las virtudes infusas, que son las virtudes perfectas.
El padre explicaba que más allá de las virtudes se encuentran los dones del Espíritu Santo, que son aquellas que permiten realizar a la persona, acciones divinas movidas por el Espíritu Santo.
El pecado está conectado de muchas maneras con la neurosis; el pecado es universal, sin embargo en cada individuo se entiende muchas maneras. Esto solo remarca, lo anterior dicho: solo la gracia sana, por tanto solo lo que esta esta perfectamente en gracia, es perfectamente sano; solo en el misterio de Cristo, se establece el misterio del hombre (Concilio Vaticano II).
La gracia tiene una potencia extraordinaria; el error actual es pensar que hay que convivir con el defecto y aceptarlo en lugar de creer y saber que este, por la gracia puede ser sanado.
El verdadero mensaje de toda la revelación es que la perfección no solo es posible, sino que también es un precepto: “Sean santos por que Yo Soy Santo”(1 Pedro 1,16); por lo tanto no solo estamos invitados a la santidad sino que estamos obligados. La perfección es posible, y es el único modo de alcanzar la vida eterna.
Para la psicología este concepto tiene que ser claro: aquel psicólogo que piense que la perfección en la persona no es posible, no será capaz de ayudarle puesto que solo administrará los estados imperfectos de la persona para que estos no no perturben su vida normal.
Este error es generado a causa de la disociación conceptual de la relación de neurosis y pecado.
La vida moral es la vida humana.
El pecado no es solamente un acto, sino es parte del vicio. El verdadero psicologo, aún a nivel humano, ayudará a quitar los impedimentos para el cumplimiento de la ley evangélica, esta es aquella que proviene De Dios como una realidad nueva, que no solo ilumina la mente, sino que también le da la capacidad para actuar.
Las virtudes teologales conforman el centro de la experiencia cristiana, todo hombre esta preparado para las virtudes teologales.
El problema de muchos pacientes radica en la falta de la caridad (virtud teologal),la soberbia es el primer pecado y fuente de los otros; el psicólogo debe estar al servicio de la caridad, puesto que esta la solución a todos los problemas humanos incluidos los problemas psicológicos.
La caridad nace de la fe, y aquel que no tiene caridad, podríamos decir que no tiene solución. La perfección de la justicia viene a través de la caridad: la gracia justifica.
Es imposible que una persona este bien si no es justa, la justicia es importante porque es lo más propio de la naturaleza humana, la dureza de corazón que provoca la injusticia es incompatible con la salud psíquica.
El centro de la psicología es la observación de la conducta, en cuanto producida por la virtud y por el vicio, no solo lo referido al aspecto sexual, sino en las virtudes mas importantes de las cuales es la primera justicia, la psicología debe observar los fenómenos de la justicia, estos son observables, por que la justicia es una virtud externa.
No existe un conducta humana que no sea moral.
La verdad es lo más natural del hombre, la psicología debe de secundar la naturaleza y la gracia y ser capaz de interpretar la espontaneidad de las operaciones humanas, y también interpretar la acción misteriosa de la gracia.
La caridad produce amor a Dios, y el amor a Dios es amor al conocimiento De Dios, a eso se le denomina contemplación
El alcance de la contemplación natural es difícil porque requiere la practica de las virtudes, la contemplación es la perfección del hombre.
La mente de cristo ilumina la psicología.
No es posible imaginar ni pensar la conciencia y la mente de Cristo desde la experiencia humana, puesto que no se puede captar la unidad del ser y mente de Jesucristo, ya que esta participa de unidad De Dios, y su conciencia última es perfecta y unifica todos los niveles de conciencia. Por lo tanto no podemos proyectar la psicopatología humana en la mente de Cristo, puesto que su realidad es diferente, Cristo tenia defectos humanos pero no pecados, y los defectos los asumió voluntariamente. La persona divina de Cristo solo asumió los defectos, que eran útiles para la redención para eliminar los defectos de la humanidad.
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