Nunca dejen de exponer su punto de vista, lo que creen, por miedo. – Catalina Wamba
Por Catalina Wamba
Vivimos en una época que puso en juego la identidad de las personas. Si nos sabemos quiénes somos, entonces ¿qué podemos saber? Somos víctimas de una nueva realidad, hijos de una nueva corriente de pensamiento. Heidegger dice: “cada época tiene un tema que pensar, solamente uno”. La diferencia sexual es el tema de nuestro tiempo. Descubrir que está en juego la identidad sexual de las personas es una gran novedad al margen del juicio ético.
Aparecemos en el mundo de dos formas, ya sea hombre o mujer, no se puede más, ni las dos. Sólo existen dos maneras de existir como humanos, xx o xy, no existe otra combinación.
¿Qué es la ideología de género? Según Agustin Laje, reconocido politólogo, es un conjunto de ideas anticientíficas, que – con propósitos políticos autoritarios – desarraiga la sexualidad de su naturaleza y la explica monopólicamente por la cultura.
Los seguidores y promotores de la ideología de género establecen que el sexo es construido socialmente: cada quien es autónomo de elegir lo que quiere ser y llevarlo a la práctica. Las diferencias responden a la estructura cultural, social y psicológica y no a condiciones biológicas. El hecho de ser hombre o mujer es una construcción social que ha sido impuesta.
La ideología de género sitúa sus orígenes en el feminismo. Hay un femenino noble que luchó, con toda objetividad, por los derechos de las mujeres. La primera ola fue legítima y sensata. La segunda ola tuerce todos los fines. Empieza a promover la ideología de género como libertad sexual. Se comienza a promover el aborto, la anticoncepción, la gestación subrogada, fecundaciones in vitro, matrimonio igualitario. Simon de Beauvoir tuvo mucho peso en la academia con su famosa frase: la mujer no nace, se hace.
Existe un moviendo que va más allá del feminismo. No solo el enaltecimiento de la mujer sino hacia la opresión del varón. Se opone frontal y radicalmente a la maternidad. Negar el don de la maternidad para negar lo que hace a las mujeres ser mujeres, su capacidad de dar y acoger la vida. Existe un nuevo planteamiento de la sexualidad y del amor.
La ideología de género sostiene todo su argumento en el desconocimiento de la naturaleza. Por una razón de pragmática, se quita la referencia a lo natural. La técnica y la ciencia no han logrado sobrepasar la naturaleza: No todo lo técnicamente posible es moralmente admisible.
En estos tiempos posmodernos, pareciera que no toca despertar, ni hacer una valoración ética de lo que nos corresponde. Pero es preciso mirar lo hechos objetivos desde la razón (facultad superior que ordena). El ser sexuado es un dato originario. Es el modo específico del hombre de existe en el mundo y relacionarse con el mundo. Existen diferencias innegables, biológicas, psíquicas, espirituales y sociales entre ambos sexos. La antropología diferencial es la forma de la mujer de ser mujer y del varón de ser varón. La heterosexualidad es la atracción entre lo diferente.
Gracias a las diferencias es que nos complementamos.
“Los hombres y las mujeres no sólo se comunican de forma
diferente, sino que piensan, sienten, percibe, reaccionan,
responden, aman, necesitan y valoran de forma diferente.” -John Grey
El problema de la tolerancia es una falta de caridad cristiana. La solidaridad mal encausada desemboca en indiferencia. La verdad es una propuesta, quien quiere adhiere, que no quiere no. La discusión se da entre ideas, no entre personas. Debemos saber siempre distinguir actos de personas. Los actos son buenos o malos en sí mismos. Las personas no se juzgan.
San Juan Pablo II dice que debemos recuperar la mirada del mundo más contemplativa: una mirada que no pretende apoderarse de la realidad, sino que la acoge como un don.