Mtra. María Teresa Villa García, profesora de Pedagogía Familiar y tutora académica de Licenciatura en el Pontificio Instituto Juan Pablo II sede Guadalajara.
En estos tiempos de pandemia el principal reto no está afuera, el principal reto está adentro de nuestras casas con nuestras familias y dentro de nosotros mismos, el reto es fortalecernos espiritualmente, para lograrlo tenemos que funcionar de manera distinta a cómo lo hacíamos habitualmente, pues nuestras rutinas, planes, situación económica, proyectos han sido sacudidos y el mundo al que nos enfrentaremos después de este fenómeno será diferente.
Como padres de familia este reto se multiplica, pues somos referentes para nuestros hijos; de cómo enfrentemos estos momentos dependerá en gran medida su capacidad de resiliencia, su fortaleza espiritual y su inteligencia emocional como personas, pues nuestra mejor arma para ejercer una parentalidad responsable es el ejemplo y testimonio de vida.
¡Pero que no cunda el pánico!, aquí algunos consejos para lograrlo. Recuerda que no es una receta de cocina, ni mucho menos una imposición, te recomiendo leer y adaptar según tu estilo de crianza, tu filosofía de vida y tu tipo de familia.
1.- Red de apoyo
El proceso no es fácil por lo que acompañarnos unos a otros como red de apoyo es de suma importancia, pero ¿en qué consiste acompañar? Es compartir emociones, estados de ánimo para juntos generar una nueva visión tomando en cuenta los recursos y sacar beneficios para todos. ¿Quiénes pueden ser mi red de apoyo?, padres de familia de compañeros de mis hijos, amigos, hermanos, compañeros de trabajo, etc. ¿Cómo?, por medio de WhatsApp, reuniones Zoom, llamadas por teléfono, lives en redes sociales.

2.- Cuidarme a mí, a mi pareja y a mis hijos
Buscar tiempo para dedicarme a actividades o hobbies que me gusten a mí, momentos de interiorización y reflexión, también tiempo para platicar, leer, ver películas, cenar con mi pareja, así como también para jugar, platicar, brincar, colorear, hacer videos, ver un tour virtual con cada uno de mis hijos y/o todos juntos. Estos tiempos tu los estableces una vez a la semana, al mes, algunas actividades diarias, según percibas la necesidad. Lo importante es darle a cada uno su atención y prever problemas.

3.- Establecer momentos
Determinar momentos en lugar de horarios. Lo importante es organizar el día en momentos para todo, para hacer limpieza, tareas académicas, actividades recreativas, activación física, de pantalla, de convivencia. Los puedes enumerar en un pizarrón (1º,2º, 3º…) y puedes marcar con diferente color según el tipo de actividad (verde- individual, morado-en familia).
Evitar horarios es importante en estos momentos, para bajar la ansiedad y fricciones en familia, pero si seguir un orden.

4.- Proyectos familiares
Plantear proyectos familiares en donde se involucren a todos como, por ejemplo, huerto en casa, armar un rompecabezas para enmarcarlo y adorne su sala, pintar un lienzo que proyecte a su familia, escribir un diario familiar, así tendrán una motivación y un elemento concreto que les recordará que la familia es un equipo que logra objetivos.

5.- Comunicación asertiva
Se necesitan tres ingredientes para lograr una comunicación asertiva:
a) escucha activa, estar en ese momento, nuestros oídos, mente y corazón con la otra persona, b) diálogo claro y sencillo adecuado a las edades, c) muestras de amor y cariño, verbal y no verbal.

6.- Oración en familia
Concretar los tiempos de oración en familia (ofrecer el día, bendecir los alimentos, rezar el ángelus, el rosario) y un espacio adecuado para hacerlo, un lugar alejado de distractores en donde puedan estar todos, con lo necesario para rezar, biblia, rosario, imagen de la virgen, crucifijo, de forma que invite a que cada miembro de la familia pueda acercarse inclusive para hacer oración personal cuando lo requiera.

La familia debe ser un capullo que abrace, cobije y fortalezca a cada miembro en momentos de tempestad para salir fortalecidos a enfrentar lo que nos depare el futuro, por lo que lo elemental como padres de familia en este tiempo de pandemia es amar, ser flexible, elegir nuestras batallas y recordar que formamos más con el testimonio de vida. “la misión educadora de los padres exige de ellos comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer” ( San José María Escrivá, Argentina 1973).